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El Nuevo HaraldPor PAUL HAVEN y ANDREA RODRIGUEZLA HABANA -- Cuando se formaron las "Damas de Blanco" en protesta por el encarcelamiento de activistas y periodistas cubanos en el 2003, la misión de este grupo de mujeres era simple: lograr la libertad de sus seres queridos.Desde entonces cada domingo después de misa, las Damas marchan en un tranquilo barrio de La Habana, vestidas todas de blanco y blandiendo flores. En ocasiones, son enfrentadas por grupos pro-oficialistas que les insultan y gritan lemas a favor del gobierno.Pero hace unos meses, un acuerdo entre el presidente Raúl Castro y la Iglesia Católica logró la libertad de todos los esposos y permitió a varios de ellos salir al exilio en España, dejando a las cárceles cubanas vacías de lo que Amnistía Internacional considera "prisioneros de conciencia". El triunfo fue un sueño hecho realidad para las Damas de Blanco, pero al mismo tiempo las dejó sin causa y sin algunos de sus personajes más conocidos.Ahora, ellas y el resto de la comunidad disidente se encuentran en una encrucijada, con el reto de redefinirse y de lograr el apoyo de una sociedad que nunca ha parecido particularmente receptiva o siquiera enterada de su mensaje.En entrevistas con la AP, los opositores reconocieron los obstáculos, pero insistieron en que seguirán buscando mayores libertades. De hecho, están ampliando su actividad, llevando las protestas al interior de Cuba."Vamos a seguir... al final cada uno de nosotros está defendiendo sus derechos", declaró Elizardo Sánchez, dirigente de una organización de derechos humanos y considerado uno de los principales voceros de la oposición.Hasta ahora, la disidencia cubana, pequeña y fragmentada, no ha podido emular las sublevaciones que ocurrieron en el mundo árabe o siquiera las protestas exigiendo mayor justicia social que sucedieron en Gran Bretaña, Grecia y España. Y aunque quizás falta libertad política en un país que fue gobernado por uno y otro de los hermanos Castro por más de 50 años, el gobierno dejó parcialmente sin argumento al movimiento al permitir también en los últimos meses mayores oportunidades económicas, y al prometer que habrían pronto más reformas."La oposición se encuentra en un proceso de redefinición, una especie de redefinición caótica, no digo decadente, sino que en sentido general les falta paradigma", declaró Manuel Cuesta, un historiador disidente. "Tiene un desafío, no sólo tener un proyecto de país, sino conectarlo con la gente".Cuesta afirmó que algunos opositores comenzaron a debatir nuevamente un plan político.Uno de los disidentes más conocidos, Oswaldo Payá, emitió en julio un manifiesto en que recomendaba un diálogo nacional y un sistema político que permita una diversidad de partidos."Hay como una conjura para decir que la disidencia no tiene proyecto, sí lo tenemos", protestó Payá ante la AP.Pero otro asunto es si su mensaje se ganará el apoyo de los cubanos comunes o si siquiera les llegará.En Cuba es común encontrar gente descontenta con la realidad del país, pero pocos consideran a los disidentes como una alternativa real."No creo que en Cuba pueda haber una primavera árabe. Cada región, cada país tiene sus peculiaridades", declaró Ricardo González, uno de los prisioneros políticos liberados en el 2010 luego de aceptar la oferta de irse a España junto con su familia. Paul Haven puede ser localizado en
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