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La Nueva Cuba
Ser oposición en una isla regida durante más de 47 años por un régimen que mantiene un férreo control en cada aspecto de la vida de los cubanos no es fácil. Sino, que lo digan las "Damas de Blanco", la agrupación de esposas y madres de 75 disidentes encarcelados en 2003 y condenados a penas de hasta 28 años de prisión por "atentar contra el Estado" y "socavar los principios de la revolución". Vestidas totalmente de blanco, y con una chapa de su pariente encarcelado, estas mujeres se reúnen todos los domingos en la Iglesia Santa Rita, ubicada en Miramar, uno de los pocos sectores de La Habana donde no se ve tanta pobreza. Tras asistir a misa, se juntan en una esquina a rezarle a Santa Rita, "la abogada de los imposibles", y posteriormente, con un gladiolo rosado en la mano, caminan por la Quinta Avenida, recibiendo bocinazos de apoyo, pero también la indiferencia de muchos. El acto termina con un grito unísono: "¡Libertad a nuestros presos!". Este ritual lo vienen cumpliendo ininterrumpidamente desde hace más de tres años, incluso en dos ocasiones soportando un huracán, y han llegado a congregar a 66 mujeres. Pero este domingo sólo fueron 13. ¿La razón? "Al ver que llamábamos la atención del pueblo, el gobierno les ha quitado el carnet de identidad a muchas de las que vienen del interior para que no puedan viajar o las bajan de los buses", afirma a "El Mercurio" Miriam Leiva, integrante del movimiento y señora de Óscar Espinosa Chepe, uno de los 75 cubanos arrestados en 2003. Pero esos no son los únicos obstáculos que deben sortear. Algunas han sido expulsadas de sus trabajos; a otras no se les permite jubilar; sus teléfonos están interceptados; deben soportar días continuos con música a un volumen escandaloso, y sus casas están permanentemente vigiladas. Incluso una de ellas, para poder reunirse los domingos, debe salir de su casa el sábado y quedarse a dormir donde una amiga, así evita ser interceptada por agentes de civil que llegan a su hogar a impedirle su salida. Muchos de los disidentes fueron encarcelados en ciudades distintas a la de sus familias, para dificultar un contacto que ya es escaso. La mayoría de las "Damas de Blanco" sólo puede visitar la cárcel durante un total de ocho horas en el año (cuatro visitas de dos horas). "Es que ustedes hablan muy fuerte", es la respuesta que les dan en el gobierno para justificar esta represión. Pero quienes peor lo han pasado son los 75 disidentes arrestados en 2003. Uno de ellos es el economista Óscar Espinosa, quien trabajó en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Cometió el "delito" de mostrar simpatía por la "glasnost" y la "perestroika" y de expresar opiniones que no seguían la línea del gobierno. En 1992 fue expulsado del Banco Nacional y, once años después, apresado. "Llegaron a mi casa a las cuatro de la tarde y estuvieron registrando el lugar hasta las 3 de la mañana. Se llevaron libros, lápices y un fax, y a mí me llevaron detenido, acusado de ser agente de los norteamericanos", relata a "El Mercurio". "Fui trasladado a una celda aislada, con la luz encendida todo el día y sometido a constantes interrogatorios. Perdí el sentido del tiempo", señala Espinosa, y agrega que "una madrugada me condujeron a un edificio sin querer decirme a donde íbamos. Cuando llegamos me dejaron hablar 5 minutos con una persona que me dijeron era mi abogado. Inmediatamente empezó el juicio, tipo 9 de la mañana, y terminó en la madrugada del otro día. Fui condenado a 20 años". Distorsiones: Espinosa recuerda que como pruebas usaron videos de reuniones que sostuvo en La Habana con congresistas norteamericanos. "Pero esas reuniones eran conocidas, incluso salieron en la prensa. Y en ellas yo manifesté mi rechazo a la política norteamericana hacia Cuba", se defiende. Espinosa (66 años) fue excarcelado en 2005 por motivos de salud, al igual que varios otros, pero con una carta de libertad que dice que en cualquier momento puede volver a prisión. Para eso se creó una comisión que estudia permanentemente su "conducta social". Las expectativas que tiene sobre lo que pueda suceder con Raúl en el poder no son muchas. "Desde que Fidel le entregó el poder la represión ha aumentado. Raúl no es tan inteligente como Fidel, pero es más sanguinario", afirma una de las "Damas de Blanco". Espinosa tampoco tiene muchas esperanzas: "No creo que mejore la libertad de expresión, aunque sí espero cambios económicos. El problema es que deberá enfrentarse a los de línea dura que no van a querer cambios. La figura de Fidel Castro no se irá fácilmente ya que es un hombre que durante 50 años lo dirigió todo". Washington responde a Raúl: Estados Unidos no va a "dialogar sólo por dialogar" con Cuba, manifestó ayer en Londres el secretario de Estado adjunto para América Latina, Thomas Shannon, al ser preguntado por las palabras de Raúl Castro, en el sentido de volver a la mesa de negociaciones. "El diálogo más importante" tiene que darse "entre el régimen y el pueblo" cubanos. Este es necesario, a su juicio, "para hacer la transición hacia la democracia". "Si nuestro interés fuera sólo mejorar nuestras relaciones bilaterales con Cuba lo pudiéramos haber hecho hace años. Pero nuestro interés es buscar una manera de ayudar al pueblo cubano a hacer un cambio hacia la democracia". El férreo control a la prensa: "¿Usted trabaja en un diario de Chile? Por favor, regáleme uno para poder saber qué pasa afuera". Al igual que la mayoría de sus compatriotas, Daniel, un guía turístico de La Habana, está totalmente desconectado de lo que sucede afuera de la isla. Su única fuente de información son los estatales diarios "Granma" y "Juventud Rebelde", y los canales de televisión "Cubavisión", "Tele Rebelde" y las señales educativas. Los diarios dan escasas noticias internacionales, y todas ellas son negativas: "En Paraguay el desempleo bordea el 50%" o "crece la corrupción en el Partido Popular español", con el fin de mostrar los problemas que en la isla, supuestamente, no existen. Y en el caso de la televisión, la objetividad también es algo inexistente. El conductor habla de "nuestro partido", y durante gran parte de la programación se recuerdan las hazañas de Fidel Castro. ¿Y qué pasa con internet? Hay escasos lugares de conexión y tiene un valor de US$ 5 la hora, inalcanzable para personas que ganan entre US$ 10 y US$ 15 al mes.Gonzalo Vega SfrasaniEnviado especialEl MercurioChile Cortesía de:Cuca CañizaresLa Nueva CubaDiciembre 6, 2006